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30 marzo 2021

Las funciones de la Familia

Para nuestra noticia del mes de marzo, rescatamos este interesante artículo de nuestra antigua web, sobre las funciones de la familia. ¡Esperamos que os guste!

Es trágico y dramático para una persona no reconocer a su familia. La inmensa mayoría de las personas hemos nacido en el seno de una de ellas, y allí hemos experimentado su influencia educativa y social, hemos aprendido aptitudes como hablar, convivir y participar, aprendido nuestras ideas básicas de lo que es la vida, el mundo, los sentimientos, las maneras de reaccionar ante lo que nos va ocurriendo, es nuestro particular laboratorio de aprendizaje de actitudes ante la vida.

En la familia tiene lugar la socialización primaria. Su potencial radica en que está cargada de afectividad y emotividad; basada en lazos de amor y, por tanto, también de desamor. Por ella deseamos ser amados y deseamos amar, pero también desarrollamos el miedo a perder ese vínculo. Es la principal fuente de apoyo en los momentos difíciles, y al mismo tiempo es la principal fuente de momentos difíciles para sus miembros. Las crisis más intensas de nuestras vidas se dan en el seno de la familia. Es lo que más valoramos y lo que más nos afecta. En ella conviven la vida y la muerte con igual intensidad. En ella aprendemos a decir o no decir adiós, a elaborar un duelo o dejarlo pendiente.

Lo que caracteriza a todas las familias es que todos nacemos, crecemos, maduramos y nos desarrollamos como individuos en el seno de una de ellas, es decir constituye nuestra primera y más íntima red de apoyo social. Es la más común, estable, cercana y activa en la vida de las personas. Su capacidad para mantener ese papel a lo largo de la historia de la humanidad, a pesar de sus avatares continuos y la fragilidad de su estructura, pone de manifiesto su cualidad más valiosa: la capacidad de adaptación al cambio de las estructuras sociales.

La concepción de la misma como red de apoyo social, se concreta en las siguientes funciones:

1. La familia proporciona ayuda a cada uno de sus miembros. Esta ayuda se traduce en apoyo emocional (cuidados, expresión de afecto, sentimiento de pertenencia, etc.), informacional (guía, orientación, educación) e instrumental (financiero, ropa, bienes, etc.). De los numerosos estudios que correlacionan el apoyo social con el bienestar y la salud, se deduce que la familia tiene un papel muy relevante, tanto como amortiguadora de los efectos adversos de situaciones estresantes o períodos de crisis en la vida de las personas, como de generadora de malestar, enfermedad y mayor riesgo de muerte cuando su apoyo o su funcionalidad están ausentes.

2. La familia establece autonomía e independencia para cada uno de sus miembros, lo cual facilita el crecimiento personal de los individuos en el seno familiar. Los individuos necesitan crear también su mundo en su relación con otros fuera del sistema familiar, con amigos, en el trabajo o la escuela, como miembros de la comunidad. La familia, al facilitar que el niño se escolarice, está potenciando que establezca roles y relaciones al margen de ella. Esta capacidad de mantener la identidad de cada individuo es la esencia de la función de autonomía.

3. La familia crea reglas que dirigen la conducta de sus miembros dentro del hogar. La mayor parte de ellas son implícitas y se van creando en el proceso de convivencia. Entre otras cosas, estas reglas afectan a la privacidad, a los modelos interactivos, a la autoridad y a la toma de decisiones. Delimitan los límites entre los distintos subsistemas de la familia Estos son subunidades del sistema con funciones específicas y se denominan conyugal, parental y fraternal; así, “el subsistema conyugal” está constituido por la pareja, relación en torno a la cual se forman el resto de relaciones de la familia, con reglas propias que regulan la intimidad, sexualidad, independencia o qué se comparte. El “subsistema parental” tiene las funciones de crianza, educación y socialización de los hijos. «Los principios de autoridad, jerarquía y diferenciación los aprende el niño del subsistema parental. A través de él verá si sus necesidades son contempladas y cual es la forma eficaz de comunicarlo que desea. Vivirá el estilo propio con el que su familia afronta los conflictos, cómo se hacen las negociaciones, de qué forma se expresa el afecto o el rechazo, cómo relacionarse con los demás, la prioridad de unos valores sobre otros y, en definitiva, todas las normas que el sujeto recibe como padres hasta que es adulto. Este subsistema ejerce todo su poder ejecutivo cuando los hijos son pequeños, y va decreciendo hasta llegar a un grado de igualdad en que la diferenciación filial permite tomar parte en las decisiones familiares, ocupando posiciones de adulto…». El “subsistema fraterno” está compuesto por los hermanos. Es el primer laboratorio social en el que los niños pueden establecer relaciones con sus iguales. En su convivir, éstos establecen reglas sobre cómo negociar, compartir, apoyarse o separarse. En definitiva, crean sus propias pautas de relación, que podrán ser muy significativas en sus vidas futuras.

4. Las familias cambian para adaptarse al entorno. Esta capacidad de adaptación, cambio y crecimiento, es esencial para la progresión a lo largo del ciclo vital familiar y está mediada por la capacidad para cambiar las reglas de relación a medida que las necesidades de la familia en su conjunto y de los miembros en particular también lo hacen.

5. Los miembros de una familia se comunican entre ellos. Esta comunicación comporta una compleja gama de intercambio de mensajes en los procesos de transacción de los individuos. A través del lenguaje se construye el mundo familiar, sus reglas, sus significados. El que las funciones de apoyo, individuación y adaptabilidad sean posibles depende de la libertad y claridad con que los miembros puedan expresarse. Asimismo, toda conducta o acción, en el contexto relacional, representa una forma de comunicación, transmite un mensaje. La coherencia entre el lenguaje digital (lo que se dice) y el analógico (cómo se dice y lo que se hace) es importante para la claridad en la comunicación. Cuanta más coherencia tienen estos mensajes más sanas son las relaciones. Por otro lado, el uso en el lenguaje de la primera persona y el presente (yo quiero en vez de me gustaría o estaría bien…) facilita la diferenciación y la comunicación directa. En este último sentido es también importante la capacidad para comunicar directamente (hablar de mí en vez de otros). La triangulación es una forma de comunicación indirecta, caracterizada por la evitación del conflicto entre dos, trasladándolo a un tercero. Esta forma de comunicación indirecta está implicada en la génesis y mantenimiento de problemas relacionales y psicosomáticos.

Otras formas de comunicación que presentan las familias más funcionales tienen que ver con la capacidad de escucha y empatía, la no formulación de juicios, etc. Sin embargo, también se ha constatado que las familias sanas se interrumpen más, discuten y son más reactivas que las familias en las que algún miembro presenta alguna patología, en las que suele haber más contención y silencios disfuncionales.

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